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Cada vez que me baño
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CADA VEZ QUE ME BAÑO (Alfredo Fernández).
Llevaba una semana intentando averiguar
cuántos días aguantaba sin tenerme que bañar.
Pero mi novia me pidió que ya no fuera puerco,
porque ya no aguantaba el olor de mi cuerpo.
Y aunque tuve que bañarme, en el fondo yo sabía
que sin broncas aguantaba por lo menos quince días.
Y si nadie molestara, estoy seguro de que en vez
de aguantarme dos semanas, me aventaba todo el mes.
De niño, mi mamá en el baño me encerraba
y no podía salir hasta que no me bañara.
Me apodaban “el aceite” los niños de la cuadra,
porque yo ni de relajo me mezclaba con el agua.
La gente me dice que ya no sea marrano
y todos recomiendan que me talle bien.
El antebrazo ya me duele de tanto tallar,
y parece que la mugre nunca se me va a quitar.
Cada vez que me baño, se tapa el caño.
Por eso yo me baño una vez al año.
Y a nadie le hago daño cuando no me baño,
y como lo confieso, pues tampoco es un engaño.
A mí los reyes magos nunca me traían juguetes
y en cambio me dejaban los jabones por paquetes.
Por mi peste, los maestros a mí siempre me excentaban,
con tal de que a sus clases yo jamás me presentara.
Mis cuates ya nunca me invitan a ir de juerga
y todo porque dicen que yo huelo de la…
“A ver si ya te decides y te metes a bañar”
y aunque todos me lo digan yo ya no voy a cambiar.
Cada vez que me baño, se tapa el caño.
Por eso yo me baño una vez al año.
Y a nadie le hago daño cuando no me baño,
y como lo confieso, pues tampoco es un engaño.
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Supermercado
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SUPERMERCADO (Alfredo Fernández)
Llevo varios días sin probar bocado
y lo peor de todo, es que no tengo ni un centavo,
ni ningún amigo, ni ningún pariente
que me invite a su casa a comer algo decente.
Por eso decidí meterme a un supermercado,
y nada de robar sino nomás tomar prestado
un poco de jamón y tal vez un pan bimbo,
y de una vez un cacho de ese queso gringo.
Y ya sé que robar es un delito grave
pero la neta es que éso a mí me vale.
Como no tengo ni un varo, todo lo robo del supermercado.
Y como en la chamarra ya no tengo espacio
me voy hacia la ropa caminando muy despacio
y le arranco la etiqueta a una gabardina
y ahora ya me caben esas latas de sardina.
Me robo varios discos y unas servilletas,
un frasco de perfume y una caja de galletas,
una engrapadora y un taladro chino,
un bote de café y un tetra-brik de vino.
Y empiezo a convencerme de que esto no es delito,
ya estoy pensando en llevarme hasta el carrito.
Como no tengo ni un varo, todo lo robo del supermercado.
Estaba ya guardándome un papel de baño,
cuando se me acerca un tipo muy extraño
que me dijo muy amable: "Joven, ya nos dimos cuenta
de que ahí en la gabardina lleva usted toda la tienda".
Me mete en un cuartucho para interrogarme
y en un instante al tipo se le quita lo amable,
pues de muy mal modo me pregunta todo,
desde dónde vivo, hasta cuál es mi apodo.
Y cuando me pregunta que por qué les robé,
no se me ocurre más que contestarle que:
Como no tengo ni un varo, todo lo robo del supermercado.
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Companera
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COMPAÑERA (Alfredo Fernández)
Me saliste con que ya no me querías
me dolió tu confesión.
Me pasé varias semanas intentando
encontrar una maldita explicación.
Te fuiste porque decidiste,
lloraste para no sentirte mal.
Marcaste mi destino con la sangre
que escurrió de tu puñal.
Y sería buena idea que supieras
que si el cielo no ha dejado de llover,
la razón es muy sencilla, compañera,
y es que yo no te he dejado de querer.
Y ahora que lo tiene claro mi cabeza,
no lo entiende el corazón.
Y por más que lo he intentado no he podido
encontrar una maldita explicación.
Y estoy cansado de soñarte,
y estoy cansado de dormir sin tí,
y estoy cansado de saberlo,
y estoy cansado de seguir así.
Y sería buena idea que supieras
que si el cielo no ha dejado de llover,
la razón es muy sencilla, compañera,
y es que yo no te he dejado de querer.
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4. |
Robot
03:44
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ROBOT (Alfredo Fernández).
Cuando tu padre, científico afamado,
descubrió que el robot que había inventado
se portaba tan sumiso y tierno,
no dudó en convertirlo en su futuro yerno.
Así que en dos semanas me mandaste al cuerno
alegando que el robot besaba mejor.
Y no supe qué hacer ni qué decir,
porque contra un osterizer no se puede competir.
Y para que ni siquiera se te ocurra
pensar en mí o tener alguna duda,
tu padre le puso a tu robot-esposo
la cara de un actor muy guapo y muy famoso.
Y yo creo que a ti te gustó la idea
de que todo el mundo se entere y te vea,
caminando por las calles, orgullosa,
tomada del brazo de esa cosa.
Y cada vez que paso por tu casa
y él te besa en la terraza, quisiera gritarte…
No, no, no, no me hagas esto,
que no, no, no, me lo merezco.
Y a todos lados donde voy te veo,
besándote con tu electrodoméstico Romeo.
Dejando que te ponga sus manotas de goma
en lugares en que a mí no me dejabas ni de broma.
Y yo no pierdo la esperanza de que un día
a tu amante se le acabe la maldita batería.
Y vengas corriendo a pedirme perdón,
convencida de que hay cosas que un humano hace mejor
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De chivo los tamales
03:01
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DE CHIVO LOS TAMALES (Alfredo Fernández).
Yo pensé que había encontrado en ti a la mujer de mi vida,
que todo iba a transcurrir entre dicha y armonía.
Un domingo en la mañana te juré mi amor eterno
y antes de media semana ya me habías pintado el cuerno.
El primero fue el vecino por su rostro tan divino,
el siguiente fue tu ex-novio por motivos más que obvios.
Luego vino aquel fulano que tenía coche del año
al que le siguió el mamón del estéreo quitapón.
Si de por sí eres cruel, para colmo de males
te gusta hacerme de chivo los tamales.
Luego un tipo muy vulgar que cargaba un celular
y un imbécil insufrible que maneja un convertible.
El siguiente fue un mesero por sus músculos de acero
y luego hasta un jubilado que por experimentado.
Si de por sí eres cruel, para colmo de males
te gusta hacerme de chivo los tamales.
Mi súplica fue más que en vano el siguiente fue mi hermano
no conforme ya con esto con tu ‘apá vino el incesto.
El colmo fue con mi hermana, te andabas volviendo lesbiana,
con mi perrita Cecilia querías practicar la zoofilia.
Si de por sí eres cruel, para colmo de males
te gusta hacerme de chivo los tamales.
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6. |
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NO CHILLE, AGARRE PIEDRAS (Alfredo Fernández)
Tus papás ya no te aguantan
y en la tienda ya nomás no te fían.
En la iglesia el padrecito te regaña
y la gente te mira... tssssss.
Es el momento de tomar
esa importante decisión:
vas a tener que dejar de ser un huevón.
A trabajar papá... empiezas desde hoy.
Ya eres mayor de edad, no tienes otra opción.
Sin indemnización, con cuota sindical,
y en un segundo ya eres igualito a los demás.
No te preocupes, no estás solo
no es tan malo ser normal.
Para triunfar en esta vida
hay un precio que pagar.
De repente estás casado,
tienes hijos y tu suegra te agrada.
Te compraste un cochecito
con la lana que pediste prestada.
Y sin saber ni cómo fue
ya eres un adulto.
Y cuando te dicen “señor”
lo sientes como insulto.
Subiste un escalón... ya te respetan más.
Aumento salarial, movilidad social.
Pero... tu hija la menor se tiene que casar
y en un segundo tus ahorros se te van.
Si no te sales de la fila
te puedes recuperar.
Que al fin y al cabo falta poco
pa’ poderte jubilar.
Trabajaste como burro
y ahora ves tu vida desperdiciada.
Con la espléndida pensión que da el gobierno
no te alcanza pa’ nada.
Y en el momento de morir
todo parece un fiasco.
De haber sabido que era así,
te juro que no nazco.
Pensándolo mejor...
¡No quiero ser normal!
¡No quiero que mi vida la decidan los demás!
¡No quiero ser un gris! ¡Tampoco un infeliz!
¡No quiero ser lo que el sistema quiere para mí!
No te preocupes no estás solo,
no es tan bueno ser normal.
Para triunfar en esta vida
hay un precio que pagar.
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7. |
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DESNUDA (Alfredo Fernández).
Despiertas.
Lo único que tienes claro es que hay que levantarse
y buscas alguna forma para hacerlo.
Lo piensas
y te das cuenta que ésta es ya la quinta o sexta
y buscas una manera de olvidarlo.
Te compras unos cigarros y unos chicles sin azúcar
y el dulce sabe a ceniza de tabaco.
Y lloras
por no encontrar ningún camino a lo seguro
e ignoras que lo seguro no es un sitio.
Y yo, vestido con mi traje de inutilidad.
Y tú, desnuda y sin saber a dónde caminar.
Dolor entre los dos.
Distancia por cerrar.
Porque quizás un simple abrazo nos podría curar.
Y sueñas
y te das cuenta que tus sueños te dan miedo
y buscas una manera de alejarlos.
Lo piensas
y te das cuenta que es la octava o la novena
y buscas otra manera de olvidarlo.
Consigues que tus dolores se conviertan en olvidos,
y encuentras que los olvidos también duelen.
Te buscas alguna cosa que distraiga a tu tristeza,
Y olvidas que tu tristeza no es quien manda.
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8. |
Asesina
02:32
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ASESINA (Alfredo Fernández)
No creas que fue fácil, te lo digo en realidad,
cuando vino un policía a decirme la verdad
sobre qué era lo que hacÌas y cómo te llamabas
y los crueles actos a los que te dedicabas.
Cómo imaginar que mi dulce nena,
era igual que el asesino de aquella escena
en que mata a cuatro tipos con gran soltura:
una mano en la pistola y otra mano en la cintura.
Asesina, asesina...
¡¡Perra asesina!!
Aterrorizado comencé a entender,
que la carne que me dabas a la hora de comer
nunca la comprabas en la carnicería,
sino que era el producto de tus crueles fechorías.
Y ahora que conozco tus instintos asesinos,
comprendo ya porquÈ me fui quedando sin vecinos.
Y lo peor de todo es que la carne de animal
ya no me la como porque no me sabe igual.
Asesina, asesina...
¡¡Perra asesina!!
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9. |
El Secuestro
02:58
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EL SECUESTRO (Alfredo Fernández)
Recuerdo bien que yo te amaba como loco,
pero eso para ti era poco
así que pronto decidí,
que ya no me dieras largas,
que mis noches más amargas
habían terminado al fin.
Con cuidado de que no te dieras cuenta
una noche que saliste a dar
la vuelta te seguí,
con un golpe un poco fuerte
te dejé en estado inerte
y a mi choche te subí.
Ya no queda duda de quién manda aquí,
pero el ser esclavizado a nadie gusta.
Y es posible que alguien tenga que sufrir,
pero nadie dijo que la vida es justa.
Cuando despertaste no dijiste nada,
mientras te desamarraba
matrimonio te ofrecí,
tal vez fue por la mordaza
o por estar bajo amenaza
pero tu dijiste sí.
Y ahora no es que yo me sienta arrepentido,
pero siendo tu marido
no me gusta usar mandil,
no me gusta cocinarte,
ni lavarte, ni plancharte
y he pensado hasta en huÌr.
Ya no queda duda de quién manda aquí.
pero el ser tiranizado a nadie gusta
y es posible que alguien tenga que sufrir,
pero nadie dijo que la vida es justa.
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10. |
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QUIERO SER UN DELINCUENTE (Alfredo Fernández).
Esta noche la ciudad va a tenerse que cuidar,
porque en serio ya estoy harto de ser todo un mojigato.
Voy a atropellar ancianas no respetarÈ sus canas,
prenderé con gasolina el jardÌn de mi vecina.
Voy a destrozar cristales de orfanatos y hospitales,
robaré todos los perros que conducen a los ciegos.
Voy a ponerle un calzón a la estatua de Colón,
rociarÈ gas hilarante en velorios importantes.
Quiero ser un delincuente un completo malviviente,
nunca más me llamarón un muchacho muy formal.
Quiero ser un delincuente pervertido e indecente,
dejarÈ de ser hoy mismo un ejemplo de civismo.
Voy a darle un buen madrazo al que cruce por mi paso,
Emborracharé con vino a la niña del vecino.
Voy a navajear las llantas de patrullas y ambulancias,
Cortaré cables de luz donde pase el troleb˙s.
Voy a cambiar las señales de los cruces principales,
Envenenaré comida en banquetes de provida.
Pero desgraciadamente nunca he sido muy valiente,
y lo más seguro es, que me quede viendo la tele otra vez.
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11. |
Mis amigos muertos
03:15
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MIS AMIGOS MUERTOS (Alfredo Fernández)
Y tu sonrisa ensangrentada
me recordó que el mundo está de la chingada.
Y que esta vida traicionera
te abandona cuando menos te lo esperas.
Y que no hay nada que hacer porque el tiempo se acabó,
y que tal vez no hay ningún lugar mejor.
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